Merkavah | מרכבה
Originalmente referida en textos como Ezequiel como una entidad o vehículo cósmico, la Merkavá ha evolucionado en su interpretación dentro de la Cabalá.
Los Mekubalim trasladaron el antropomorfismo de la Torá al Adam Kadmon, representando un cambio simbólico significativo en la interpretación de la divinidad. Este enfoque teológico enfatiza la importancia de entender la naturaleza infinita de D-os más allá de representaciones antropomórficas. La salvación, según esta perspectiva, proviene del esfuerzo humano por desarrollar su máximo potencial y extraer el componente divino dentro de sí mismos, junto con el reconocimiento de la divinidad de la Merkavá y el mérito de la verdadera eternidad.
Este proceso de transformación está vinculado al concepto de Ein Sof, que es la representación abstracta del infinito en la Cabalá. Entender la Merkavá en términos abstractos es un paso crucial para aquellos que han alcanzado un alto grado de abstracción en sus estudios espirituales y están preparados para captar el misterio de la Merkavá.
El concepto de dualidad en la Cabalá se revela a través de la interacción entre diferentes mundos u 'Olamot'. Esta dualidad surge a nivel de Beriyá, el mundo de la Creación, a través de un 'Zivug de Hakaa' originado en Atzilut, el mundo de la Emanación. Esta dinámica se extiende a los mundos de Yetzirá y Asiyá, a través de las siete sefirot inferiores del mundo superior correspondiente. En este proceso, es crucial entender que la dualidad comienza a manifestarse desde Kéter en Beriyá, que es Tiferet en Atzilut, identificado como Havayá (Yod Ke Vav Ke), con Kéter en Atzilut gobernado por Metatrón.
El Sefer Hekhalot, también conocido como el 3º Libro de Enoc, relata la transformación de Enoc en Metatrón, a menudo referido como el Havayá menor. Esta figura está intrínsecamente ligada al D-os de la Merkavá, presente en las visiones de Ezequiel. Metatrón representa la manifestación antropomórfica de Ein Sof en el mundo físico y es quien se revela en la Torá a figuras como Abraham y Moisés.
Este entendimiento nos lleva a la noción de que existe el nombre Havayá en unidad (Ein Sof) y otro Havayá en dualidad. Sin embargo, es esencial reconocer que no son dos divinidades separadas, sino aspectos de la misma unidad divina, una verdad enfatizada por la propia Torá.
Metatrón, en la tradición mística judía, ocupa un lugar significativo, especialmente en relación con el concepto de la Merkavá. Los fariseos, en su intento de preservar la divinidad de Ein Sof (el Infinito), "metatronizaron" al D-os de la Merkavá. Esto significa que transformaron la percepción de este ser divino, identificándolo con Metatrón. Esta acción tenía un doble propósito: salvaguardar la divinidad de Ein Sof y también establecer un límite claro entre el D-os de la Merkavá y la concepción superior de Ein Sof. Curiosamente, en el Talmud, cuando Metatrón afirma ser el verdadero D-os, recibe un severo castigo, indicando la importancia de mantener una distinción clara entre las diferentes manifestaciones de lo divino en el misticismo judío.
Esta dinámica compleja refleja la profundidad y sutilezas de la teología judía, especialmente en lo que respecta a la interacción entre diferentes representaciones de lo divino y cómo se relacionan con el concepto de Ein Sof. En este contexto, Metatrón se convierte en una figura clave, simbolizando tanto una manifestación divina específica como un punto crucial de conexión entre el mundo material y el reino espiritual superior.
Algunos Mekubalim reconocieron la Merkavá como un símbolo literal, pero con el tiempo, se dieron cuenta de que esta interpretación literal podía conducir a la idolatría. En respuesta, transformaron el simbolismo de la Merkavá del universo físico de Beriyá al universo más subjetivo y psicológico de Yetzirá. Este cambio refleja una transición de una comprensión externa y cósmica a una interna y psicológica.
La meditación en la Merkavá se convirtió entonces en un método para ascender los niveles de la conciencia humana. Los "Palacios Celestiales" o Hekhalot, originalmente entendidos como niveles cósmicos reales, pasaron a ser vistos como niveles de conciencia personal. La Merkavá, en este sentido, se convierte en un puente entre la finitud y el infinito, conectando el mundo físico de Beriyá con el mundo espiritual y psicológico de Yetzirá.
Este enfoque más psicológico llevó a los cabalistas a descubrir aspectos profundos de la naturaleza humana. La verdadera Merkavá, en su aspecto físico y literal, se veía como un medio de viaje para el D-os de Israel. Sin embargo, en su aspecto psicológico, se convierte en un vehículo para la elevación espiritual y el autoconocimiento.
El viaje del yo en la Merkavá representa una transformación trascendental en la conciencia humana, un tema profundamente explorado en los estudios cabalísticos. La Merkavá se concibe como un elemento potencialmente accesible en el futuro, utilizado por los cabalistas como un método para alterar estados de conciencia, con el objetivo de transformar al ser humano. Esta transformación implica convertir a cada individuo en una "Merkavá humana", capaz de enfocar adecuadamente sus energías internas.
La Merkavá está relacionada con la idea de ascender espiritualmente para preparar al mundo para un momento crucial de comprensión. Aquellos que captan los misterios esenciales logran una comprensión profunda del propósito de la existencia. En este proceso, se alcanza el "estado mesiánico subjetivo" dentro de la interioridad humana, como explicó Abraham Abulafia, reflejando una evolución de la conciencia individual a un estado superior.
La Merkavá en el texto de Ezequiel, originalmente vista como un concepto literal y cosmogónico, evolucionó hacia una interpretación más psicológica y subjetiva. Los antiguos cabalistas, al admitir la Merkavá literal, se dieron cuenta de que este literalismo podía conducir a la idolatría, por lo que adaptaron el simbolismo de la Merkavá a un enfoque más psicológico. Esto condujo a una nueva interpretación teológica y a la asociación de los "siete cielos" con niveles de conciencia, creando 49 niveles de conciencia del Omer para acceder a niveles superiores de entendimiento en el mundo de Yetzirá.
Los cabalistas que comprendieron plenamente el mundo de Álef (Ein Sof) no temían trabajar con conceptos antropomórficos, ya que diferenciaban claramente entre el D-os de la Merkavá (el mundo de Bet) y el infinito Ein Sof (el mundo de Álef), que está más allá de lo conocido. Este trabajo de psicoanálisis bíblico de la Merkavá llevó a formas avanzadas de comprensión del ser humano dentro de la Cabalá, siendo un enfoque audaz tanto para su tiempo como para hoy.
Ein Sof es considerado la superación absoluta de todas las formas fragmentarias de divinidad, situado en un nivel superior al D-os de la Merkavá, un concepto de divinidad más limitado y conceptualizable. La Merkavá, en este contexto, actúa como un intermediario entre la humanidad y Ein Sof.
Entender Ein Sof implica que, aunque es la fuente de toda creación, no puede ser conceptualizado o limitado por formas humanas de pensamiento o representación. Esta perspectiva conduce a una "teología negativa," donde Ein Sof se define más por lo que no es que por lo que es, contrastando con la "teología afirmativa" para entender aspectos más accesibles de la divinidad, como el D-os de la Merkavá.
El concepto de Ein Sof implica que, aunque no podemos entenderlo directamente, podemos acercarnos a su comprensión mediante la negación de imágenes y formas limitadas. La Merkavá debe revelar el Ein Sof oculto, pero para hacerlo, necesita ocultarse a sí misma, revelando la idea de Ein Sof a través de la negación de imágenes.
Originally referred to in texts like Ezekiel as a cosmic entity or vehicle, the Merkavah has evolved in its interpretation within Kabbalah.
Mequbalim shifted the anthropomorphism of the Torah to the Adam Kadmon, representing a significant symbolic shift in the interpretation of divinity. This theological approach emphasizes the importance of understanding the infinite nature of G'd beyond anthropomorphic representations. Salvation, according to this perspective, comes from human effort to develop their maximum potential and extract the divine component within themselves, along with the recognition of the divinity of the Merkavah and the merit of real eternity.
This transformation process is linked to the concept of Ein Sof, which is the abstract representation of the infinite in Kabbalah. Understanding the Merkavah in abstract terms is a crucial step for those who have reached a high degree of abstraction in their spiritual studies and are prepared to grasp the mystery of the Merkavah.
The concept of duality in Kabbalah is revealed through the interaction between different worlds or 'Olamot.' This duality arises at the level of Beriyah, the world of Creation, through a 'Zivug de Hakaa' originating in Atzilut, the world of Emanation. This dynamic extends to the worlds of Yetzirah and Assiah, through the lower seven Sefirot of the corresponding upper world. In this process, it is crucial to understand that duality begins to manifest from Kether in Beriyah, which is Tiferet in Atzilut, identified as Havayah (Yod Ke Vav Ke), with Kether in Atzilut governed by Metatron.
The Sefer Hekhalot, also known as the 3rd Book of Enoch, recounts the transformation of Enoch into Metatron, often referred to as the lesser Havayah. This figure is intrinsically linked to the G'd of the Merkavah, present in Ezekiel's visions. Metatron represents the anthropomorphic manifestation of Ein Sof in the physical world and is the one who reveals himself in the Torah to figures like Abraham and Moses.
This understanding leads us to the notion that there is the name Havayah in unity (Ein Sof) and other Havayah in duality. However, it is essential to recognize that these are not two separate divinities but rather aspects of the same divine unity, a truth emphasized by the Torah itself.
Metatron, in Jewish mystical tradition, occupies a significant place, especially in relation to the concept of the Merkavah. The Pharisees, in their attempt to preserve the divinity of Ein Sof (the Infinite), "metatronized" the G'd of the Merkavah. This means they transformed the perception of this divine being, identifying it with Metatron. This action had a dual purpose: to safeguard the divinity of Ein Sof and also to establish a clear boundary between the G'd of the Merkavah and the higher conception of Ein Sof. Interestingly, in the Talmud, when Metatron claims to be the true G'd, he receives severe punishment, indicating the importance of maintaining a clear distinction between the different manifestations of the divine in Jewish mysticism.
This complex dynamic reflects the depth and subtleties of Jewish theology, especially concerning the interaction between different representations of the divine and how they relate to the concept of Ein Sof. In this context, Metatron becomes a key figure, symbolizing both a specific divine manifestation and a crucial point of connection between the material world and the higher spiritual realm.
Some Mequbalim recognized the Merkavah as a literal symbol, but over time, they realized that this literal interpretation could lead to idolatry. In response, they transformed the symbolism of the Merkavah from the physical universe of Beriyah to the more subjective and psychological universe of Yetzirah. This shift reflects a transition from an external and cosmic understanding to an internal and psychological one.
Meditation on the Merkavah then became a method for ascending the levels of human consciousness. The "Celestial Palaces" or Hekhalot, originally understood as actual cosmic levels, came to be seen as levels of personal consciousness. The Merkavah, in this sense, becomes a bridge between finitude and infinity, connecting the physical world of Beriyah to the spiritual and psychological world of Yetzirah.
This more psychological approach led Kabbalists to discover profound aspects of human nature. The real Merkavah, in its physical and literal aspect, was seen as a means of travel for the G'd of Israel. However, in its psychological aspect, it becomes a vehicle for spiritual elevation and self-knowledge.
The journey of the self in the Merkavah represents a transcendental transformation in human consciousness, a theme deeply explored in Kabbalistic studies. The Merkavah is conceived as a potentially accessible element in the future, used by Kabbalists as a method to alter states of consciousness, with the goal of transforming the human being. This transformation involves turning each individual into a "human Merkavah," capable of properly focusing their inner energies.
The Merkavah is related to the idea of ascending spiritually to prepare the world for a crucial moment of understanding. Those who grasp the essential mysteries achieve a profound understanding of the purpose of existence. In this process, the "subjective messianic state" is reached within human interiority, as explained by Abraham Abulafia, reflecting an evolution of individual consciousness to a higher state.
The Merkavah in the text of Ezekiel, originally seen as a literal and cosmogonic concept, evolved into a more psychological and subjective interpretation. Ancient Kabbalists, by admitting the literal Merkavah, realized that this literalism could lead to idolatry, so they adapted the symbolism of the Merkavah to a more psychological approach. This led to a new theological interpretation and the association of the "seven heavens" with levels of consciousness, creating 49 levels of Omer consciousness to access higher levels of understanding in the world of Yetzirah.
Kabbalists who fully understood the world of Alef (Ein Sof) had no fear of working with anthropomorphic concepts, as they clearly differentiated between the G'd of the Merkavah (the world of Bet) and the infinite Ein Sof (the world of Alef), which is beyond the known. This biblical psychoanalysis work of the Merkavah led to advanced forms of understanding of the human being within Kabbalah, being a bold approach both for their time and for today.
Ein Sof is considered the absolute overcoming of all fragmentary forms of divinity, situated at a higher level than the G'd of the Merkavah, a more limited and conceptualizable concept of divinity. The Merkavah, in this context, acts as an intermediary between humanity and Ein Sof.
Understanding Ein Sof implies that, although it is the source of all creation, it cannot be conceptualized or limited by human forms of thought or representation. This perspective leads to a "negative theology," where Ein Sof is defined more by what it is not than by what it is, contrasting with "affirmative theology" to understand more accessible aspects of divinity, such as the G'd of the Merkavah.
The concept of Ein Sof implies that, although we cannot directly understand it, we can approach its understanding through the negation of images and limited forms. The Merkavah should reveal the hidden Ein Sof, but to do so, it needs to hide itself, revealing the idea of Ein Sof through the negation of images.
The concept of the Merkavah in Kabbalah provides a fascinating perspective on timelessness and understanding of reality. The Merkavah, as described in Jewish mystical teachings, is a vehicle that guides us to a deeper perception of reality beyond our space-time limitations.
A fundamental concept related to the Merkavah is Keter, which is an aspect of the sefirot in Kabbalah. In Keter, it is recognized that fragments of Ein Sof's energy (the Infinite) exist on various planes of reality, not only in the physical reality. This physical reality is limited by time and space, but in the state of Keter, these limitations do not exist. By attaining Keter consciousness, we immerse ourselves in a state of timelessness and infinity. It is at this level that we transcend the variables of time and space, experiencing fragments of Ein Sof's eternity.
Thus, the G'd of the Merkavah, in its manifestation in Keter, teaches us to understand reality from a timeless and eternal state. This understanding challenges our usual perceptions, which are conditioned by the finitude of time and space. By exploring the nature of the Merkavah and its relationship with Keter, we embark on a journey toward a deeper understanding of reality, one that goes beyond human limitations and approaches the divine.
The concealment of the G'd of the Merkavah and its replacement by the figure of the Messiah constitutes a complex and profound theme in the history of Judaism, especially in relation to the Pharisees and their theology. The Pharisees, at a certain point in history, distanced themselves from the anthropomorphism of the G'd of the Torah, attributing these characteristics to the Messiah instead. This transition represented a significant theological distortion: the Pharisees, by replacing the G'd of the Merkavah with the Messiah, sought to avoid misunderstandings between the message and the messenger but ended up creating the false belief that the Messiah was the true conductor of the Merkavah when, in reality, it was the anthropomorphic G'd.
The Pharisees exalted the Almighty G'd and worked to reinterpret divine anthropomorphisms symbolically, seeking to neutralize them. This process was called the de-divinization of the G'd of the Merkavah by the Messiah, something that Judeo-Christians later reversed by re-divinizing the Messiah. This situation further complicated things, as messianism led to the deification of the Messiah and, by extension, to forms of idolatrous intermediation.
The goal of Pharisaism was clear: to conceal the anthropomorphism of the G'd of the Merkavah to prevent Judaism from falling into literal interpretations that could lead to idolatry. Thus, Jewish theology oscillated between the literal G'd of the Merkavah, who was messianized, and the conception of a perfect Messiah. However, when Christianity interpreted biblical texts literally, it returned to divinizing the G'd of the Merkavah, working against the Pharisaic messianism that had de-divinized the G'd of the Merkavah. This was an attempt to differentiate between the infinite G'd of Ein Sof and the anthropomorphic G'd of the Merkavah.
The Merkavah, symbolized by the Chariot of Fire and the Throne described by the prophet Ezekiel, represents the arrival of G'd Himself, beyond historical and political messianic expectations.
かつてエゼキエルのようなテキストで宇宙的な存在や乗り物として言及されたメルカバは、カバラ内でその解釈が進化した。
メクバリムはトーラーの擬人化をアダム カドモンに移し、神性の解釈における重要な象徴的変化を表した。この神学的アプローチは、擬人化された表現を超えた神の無限の性質を理解することの重要性を強調する。この視点によれば、救済は人間が最大の可能性を発揮し、自身の中にある神の要素を引き出す努力から来る。また、メルカバの神性と真の永遠性の功徳を認識することも含まれる。
この変容プロセスは、カバラにおける無限の抽象的表現であるエイン ソフの概念に結びついている。メルカバを抽象的な観点で理解することは、霊的な研究で高い抽象度に達し、メルカバの神秘を理解する準備ができている者にとって重要なステップである。
カバラにおける二元性の概念は、異なる世界または「オラモット」の相互作用を通じて明らかになる。この二元性は、創造の世界であるベリアーのレベルで、アツィルト(流出の世界)に起源を持つ「ジヴグ デ ハカー」を通じて生じる。このダイナミクスは、対応する上位世界の下位7つのセフィロトを通じて、イェツィラーやアッシヤーの世界にまで及ぶ。このプロセスでは、二元性がベリアーのケテル(アツィルトのティフェレット、ハヴァヤ(ヨッド ケイ ヴァヴ ケイ)として識別され、アツィルトのケテルはメタトロンによって支配される)から現れ始めることを理解することが重要である。
ヘカロットの書、またはエノク第三書として知られるこの書物は、エノクがメタトロンに変容する様子を語っており、しばしば小ハヴァヤと呼ばれる。この人物は、エゼキエルの幻視に現れるメルカバの神と本質的に結びついている。メタトロンは、物理的世界におけるエイン ソフの擬人化された顕現を表し、アブラハムやモーセなどの人物にトーラーで自身を現す存在である。
この理解は、統一におけるハヴァヤ(エイン ソフ)と、二元性における他のハヴァヤが存在するという概念に私たちを導く。しかし、これらは二つの別個の神性ではなく、同じ神の統一性の側面であることを認識することが重要であり、これはトーラー自体が強調する真実である。
メタトロンは、ユダヤ神秘主義の伝統において重要な位置を占めており、特にメルカバの概念に関連している。ファリサイ派は、エイン ソフ(無限)の神性を保護する試みの中で、メルカバの神を「メタトロン化」した。つまり、この神的存在の認識を変え、メタトロンと同一視した。この行為は二重の目的を持っていた:エイン ソフの神性を守ることと、メルカバの神とエイン ソフのより高い概念との間に明確な境界を確立すること。興味深いことに、タルムードでは、メタトロンが真の神であると主張すると厳しい罰を受けており、ユダヤ神秘主義における神の異なる顕現の間に明確な区別を維持することの重要性を示している。
この複雑なダイナミクスは、ユダヤ神学の深さと微妙さを反映しており、特に神の異なる表現の相互作用と、それらがエイン ソフの概念とどのように関係するかに関してである。この文脈で、メタトロンは重要な人物となり、特定の神の顕現と、物質世界と高次の霊的領域との間の重要な接続点の両方を象徴している。
一部のメクバリムはメルカバを文字通りのシンボルと認識していたが、時が経つにつれて、この文字通りの解釈が偶像崇拝につながる可能性があることに気づいた。これに応えて、彼らはメルカバの象徴性を物理的なベリアーの宇宙から、より主観的で心理的なイェツィラーの宇宙へと変換した。この変化は、外部的で宇宙的な理解から内部的で心理的な理解への移行を反映している。
メルカバの瞑想は、人間の意識のレベルを上昇させる方法となった。元々実際の宇宙的なレベルとして理解されていた「天の宮殿」やヘカロットは、個人の意識のレベルとして見られるようになった。この意味で、メルカバは有限と無限の間の橋となり、物理的なベリアーの世界と、霊的で心理的なイェツィラーの世界を結びつける。
このより心理的なアプローチは、カバリストたちに人間の本質の深い側面を発見させた。物理的で文字通りの側面における真のメルカバは、イスラエルの神の移動手段と見なされていた。しかし、その心理的な側面では、霊的な高揚と自己認識のための乗り物となる。